Imagínate un mundo sin emociones, tristeza, dolor, ni frustración. Imagínate ese mismo mundo sin gozo, risa, ni entusiasmo. ¿Resultado? La vida sería monótona e insípida. Sin embargo, Dios tenía algo bueno en mente cuando creó a las mujeres con sentimientos. Él desea que sientan, que disfruten, que usen al máximo todo lo que creó para las mujeres, incluso las emociones.
De su experiencia, tanto de consejera como de aconsejada, Miriam Neff muestra cómo se pueden emplear las emociones para que la mujer llegue a ser una fuente positiva y llena de vida.
Además, muestra que las emociones se pueden transformar, a fin de que se conviertan en algo que ayude, sea útil y que conduzcan a la victoria.