Este es un mundo caído donde se lastima y se explota a la gente. Los niños sufren abusos. Los matrimonios se disuelven. Nos afligen toda clase de tragedias, y no solo a nosotros, sino también a nuestros seres queridos. Parece que las heridas son simplemente un hecho de la vida.Sin embargo, en medio de nuestro sufrimiento, no estamos solos. Aún a pesar de todas nuestras lesiones emocionales, psicológicas y físicas, Dios no nos ha abandonado. Dios no se encuentra lejos ni distante. Por el contrario, gracias al ministerio de Jesús, Dios ingresa a las situaciones angustiosas para sanarnos y redimirnos.