Si el paraíso se pudiera encontrar en la tierra, dice el Dr. David
Jeremiah, ninguna montaña podría ser suficientemente alta, y ningún
océano podría tener la profundidad necesaria. La búsqueda debe ser en
otro lugar. Jeremiah nos muestra que en la historia del exitoso
Salomón se esclarece uno de los dilemas que nos persigue a todos: Tal
vez la alegría es una esperanza vacía o tal vez simplemente todos hemos
buscado en los lugares equivocados.