Un límite es una frontera establecida, una línea que no debe cruzarse. En algunos casos, es una línea que los humanos no pueden cruzar, como muchos de los límites que Dios estableció en la Creación. Algunos límites fijados se consideran "leyes".
"Y le dio este mandato: "Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento y del mal no deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás"
(Génesis 2:16-17)
Cuando se rechaza un límite, el resultado es una repercusión. Cuando se cruzó la línea limítrofe que Dios puso en el Edén, el pecado entró al mundo y esto tuvo una repercusión que les impidió a Adán y Eva permanecer dentro de los límites del jardín.
Los límites personales son líneas que separan a una persona de otra. Son el resultado saludable de darse cuenta de que estamos separados de forma única unos de otros y que somos responsables a nivel personal de nuestras propias actitudes y acciones.
Cuando usted comunica un límite claro, legítimo, con una recompensa y una repercusión, y alguien viola ese límite, la aplicación de la repercusión debería ser inevitable y en ocasiones, instantánea. El transgresor no solo escogió violar el límite, sino que también eligió la repercusión que venía adjunta.